«La Comay: Aparente y Alegadamente»: La reseña

El documental, “La Comay: Aparente y Alegadamente”,  es una polaroid de un momento en la historia de nuestra cultura, narrada por varios de los informantes principales del evento, donde el director definitivamente logra capturar la relación que teníamos con el personaje de La Comay y revive el tema que tanto debate amerita aún. Con una duración de una hora y treinta minutos, por muchas razones, recomiendo a cada puertorriqueño a verlo.

[Screenshot de SuperXclusivo.]

Screenshot de SuperXclusivo

     El tan esperado documental producido y escrito por Manolo Travieso Hurst (hijo de Héctor Travieso, uno de los personajes del programa) ya estrenó en la pantalla grande y no fue sorpresa que las reacciones (en todos los frentes) surgieran casi inmediatamente. Con su estreno sorpresivamente cancelado por la producción, el documental fue anunciado a presentarse el jueves 13 de noviembre en múltiples salas pero, para nuestra sorpresa, sólo se mostró en el cine de Plaza las Américas.  Aunque le he dedicado muchas horas al estudio de “El Boicot a La Comay”, admito que, cuando compré la taquilla, no me atreví levantar mucho la voz al ujier mientras me preguntaba: “Este documental, ¿logrará respondernos por qué La Comay es un tema del que hay que hablar, todavía, tras dos años de su desaparición? ”

El documental comienza con casi todas las butacas de la sala ocupadas (en la última tanda). En pantalla y como una especie de prólogo, Manolo Travieso presenta y explica su selección, en cuanto a la reportera -Liza Lugo- y arranca el documental con la pregunta: “¿Qué fuelo que sacó a La Comay?” Inmediatamente, como quien cumpliera con lo que se prometía en el trailer,  lo primero que escuchamos es la áspera voz de Kobbo. Imagino que, como algunos otros en la sala, su voz me sacudió por su indiscutible familiaridad, pero por otra parte, me causó angustia, sentimiento que supongo es bastante recurrente para todos sobre este tema. Tal cual si estuviera viendo a la contraparte masculina del personaje de La Comay, aparece Antulio “Kobbo” Santarrosa en la pantalla grande, sentado frente una chimenea con piernas cruzadas en su butaca de madera, tallada, con respaldos en cuero. Su cuerpo, adornado con su emblemática cadena de oro, con un caballo de pasofino, en primer plano su anillo y allí, allí estaba, tal cual sentado alrededor de la fogata de kumbaya, narrando cómo comenzó su trayectoria en la televisión del País.

[Kobbo]

Antulio «Kobbo» Santarrosa, screenshot del Trailer del Documental.

      Admito que -como me comentó Pedro Julio Serrano en una entrevista concedida para el desarrollo de mi trabajo de tesis- pensé cuán hábil fue Santarrosa en la metodología para desarrollar su personaje. El documental comienza, entonces, a entretejer relatos de la historia del programa SuperXclusivo, a las voces de Héctor Travieso, Leo Fernández y Milly Cangiano, entre otros. Una introducción llena de nostalgia y golpes de comedia que hacen que la historia no se torne pesada. El tono cobra aún más color al ver cómo el público en la sala reaccionaba a los estribillos populares de La Comay. El documental comienza a cambiar su perspectiva cuando aparecen las voces de las personas que eran objeto de ataque popular del personaje. Uno de los momentos que causó gran reacción en la audiencia fue cuando aparece el entonces alcalde de San Juan, Jorge Santini, narrando la constante tensión que causaba en él y los políticos, cada vez que el personaje sacaba el mapa con “la bolita”. Luego, Travieso lo contrapuntea con otro golpe de comedia, mostrando a Jorge Seijo respondiendo a la constante reproducción de los videos donde decía: “Hay que tener vergüenza, dignidad, integridad”. Aparece Carmen Jovet, con su característico aplomo, comentando sobre el fenómeno y también vemos a una Belén Martínez llorosa y reaccionando -aún después de dos años- a los insultos constantes y mofas que La Comay hacía sobre ella. Se hicieron escuchar las voces de Leo Fernández con su característico estilo de paparazzo, como informante de hechos, y hasta a Laura Hernández narrando su experiencia con La Comay. Le sigue El Molusco, justificando dichos ataques al declarar que, en las mejores relaciones de amistad, el elemento de bullying y sátira mutua siempre están presente y que: “El puertorriqueño es bully”.

Va cambiando más aún y en transición, habla del “niño” Lorenzo, presentando al licenciado Antonio Sagardía y al fiscal encargado del caso, señalando cómo el contenido que transmitió La Comay (las entrevistas en primicia  que consiguió con Pablo Casellas y el papá de una de las a cusadas) afectaron el curso de la investigación y la opinión pública en un caso criminal. Incluso, el exfiscal del FEI, Ernie Cabán, admite que: “Nadie tiene que ayudar al Estado a que se fabrique un caso”. Se reseña también la demanda que Antulio tuvo con Adolfo Krans, culminando con el “Manager de La Comay” discutiendo la sencillez con la que escribió el cheque para pagar por la millonaria demandada. Todo esto, no sin antes escuchar nuevamente al Molusco, afirmando el poder que La Comay tenía sobre la creación de la opinión pública y señalando que: “[Aunque] perdía demandas, seguía ahí”. El documental guardaba un buen ritmo entre la narración de la historia, los golpes de comedia y las historias de las figuras públicas.

La perspectiva cambia de dirección cuando reseña el caso de José Enrique Gómez, la campaña de “Todos Somos JoséEnrique” y las expresiones que La Comay hace sobre el caso, el documental cobra relevancia. Los sucesos violentos se sienten tan recientes como ayer. El Molusco le sirve como una especie de interlocutor del “sentir” del Pueblo, al expresar el resentimiento colectivo que se generó por el macabro asesinato y acto de violencia. Se toca la malintencionada pregunta de La Comay de que “si ese Señor, ¿se buscó esto? ”. Seguido, vemos las declaraciones de la viuda de Gómez Saladín,  que dejan la sala en silencio. Pedro Julio Serrano narra, entonces, sus encuentros con La Coma y y describe los inicios de “El Boicot”. Además, conocemos al creador de la página en Facebook, Carlos Rivera Jones, quien narra brevísimamente su perspectiva y  participación en el movimiento contra el personaje.

[Carlos Rivera Jones, creador y administrador de la página de PB del Boicot. Screenshot del Trailer del Documental.]

Carlos Rivera Jones, creador y administrador de la página de PB del Boicot. Screenshot del Trailer del Documental.

     Uno de los puntos clave que Travieso utiliza en su documental, en donde rompe con la línea narrativa, es cuando muestra al señor Rafael Fantauzzi, Presidente y CEO del National Puerto Rican Coalition y su participación con El Boicot. Vemos a Fantauzzi hablando de su estrecha relación con altas figuras de las compañías que auspiciaban a SuperXclusivo y va más allá, al declarar que sólo le tomó una hora y una llamada para suspender el auspicio de una compañía multinacional de telefonía. Ahí es cuando Manolo Travieso entonces, corta el hilo de narración en un intento por mostrar la duplicidad de Fantauzzi cuando éste hace unas declaraciones, que parecían expresiones fuera de récord, sobre su estrecha amistad con el Vicepresidente Regional de Univisión, Larry Sands. Acto seguido, muestra al mismo Fantauzzi, en tono burlón, declarando lo contrario a preguntas hechas por otro interlocutor al teléfono. La edición persigue crear apatía sobre Fantauzzi, pero el documental continúa a su conclusión. Narran las diferentes versiones del final del programa, tanto la versión de Kobbo, como la de Pedro Julio, y también presenta las lecciones que otras personas de los medios aprendieron por todo el suceso ocurrido a SuperXclusivo, en diciembre de 2012. Culmina con Kobbo expresando que le hubiese gustado darle una buena despedida a La Comay, pero deja un vacío, en lo que pudo aprender el resto de la sociedad puertorriqueña sobre todo el evento.

El documental captura muchas voces que narran el suceso, pero el estilo de edición, indiscutiblemente tiene un ángulo. Cada vez que se presentaba una sección de comentarios que señalaban la violencia que el personaje propiciaba, Travieso lo contrapunteaba con voces que normalizaban el discurso de violencia o resaltaban la libertad de las personas a cambiar el canal.  Tal vez esa es su intención, abrir el diálogo nuevamente sobre el asunto. Admito que son muchos temas que se pueden trabajar y de varios ángulos, así que quizás, una hora y media, no era tiempo suficiente, pero el dominio en la edición te hacen cuestionar. Creo que al romper con su estilo de edición y señalar a Fantauzzi como el “macaracachimba” responsable de tumbar a La Comay, no le dio espacio a las voces anónimas que prestaron los que estuvieron luchando durante todo un mes o varios años.

[Imagen publicada durante el Boicot en FB.]

Imagen publicada durante el Boicot en FB.

     Tampoco le prestó suficiente tiempo a algunos de los participantes de El Boicot, personas que, gracias a la investigación que realizo, pude conocer las tantísimas horas y energías que dedicaron para cabildear en contra de La Comay. No me cabe duda que el equipo investigativo tenía esta información y la dejaron fuera al momento de editar. Las razones, no las conoces. Bien es cierto que hubo un grupo de personas más responsables que otros por la partida del programa, pero al fin y al cabo, es indudable que generaron suficiente presión para lograr la cancelación del programa número uno de latelevisión puertorriqueña por catorce años ininterrumpidos, programa que generaba más de $1,300,000 semanales sólo en pautas comerciales.

Resulta necesario estudiar este fenómeno con rigurosidad, para entender la complejidad que lo compone. El conjunto, las herramientas y las estrategias utilizadas por un grupo de personas extrañas entre sí, unidas por una sola causa; el beneficio que surge del outsourcing, el empoderamiento y poder alcanzado, lo que El Boicot generó, suficiente visibilidad en las esferas más altas de compañías multinacionales, es importante entender y conocer cómo ocurrió. Más allá de pasar juicio sobre el producto que se transmitía o las acciones y razones que lograron eliminarlo, conocer el movimiento que provocó su cese y desista nos muestra un lado activo y reactivo en la sociedad puertorriqueña, sin enfocarnos en protagonismos, en estos tiempos de complacencia y desatino cultural.

[Foto por Ángel Flores.]

Foto por Ángel Flores.

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