¿Qué tienen en común Taylor Swift, el Algoritmo de Facebook y el Feminismo?

Esta semana comenzó con una serie de noticias interesantes en mi sesgado feed de Facebook, que me hacen pensar que el concepto de Feminismo se ha vuelto popular en las redes. De las primeras artistas populares que recuerdo llevar referencias al Feminismo en múltiples ocasiones ha sido Beyoncé y luego se le han unido varias más. Pero hoy vi unas declaraciones de Taylor Swift que me han dejado aturdidísimo. Según la nota del Independent, Swift declara que:

Taylor Swift arrives at the 49th annual Academy of Country Music Awards at the MGM Grand Garden Arena on Sunday, April 6, 2014, in Las Vegas. (Photo by Al Powers/Powers Imagery/Invision/AP) ORG XMIT: NVAK111

(Photo by Al Powers/Powers Imagery/Invision/AP) ORG XMIT: NVAK111

I think that when I used to say, ‘Oh, feminism’s not really on my radar,’ it was because when I was just seen as a kid, I wasn’t as threatening.

I didn’t see myself being held back until I was a woman. Or the double standards in headlines, the double standards in the way stories are told, the double standards in the way things are perceived. A man writing about his feelings from a vulnerable place is brave; a woman writing about her feelings from a vulnerable place is oversharing or whining. Misogyny is ingrained in people from the time they are born.

Quiero que quede diametralmente claro que no le estoy restando crédito al ah-ha-moment de Swift y la relevancia que pueda tener todo el análisis Feminista de su realidad, pero también coinciden con otro artista, personaje secundario en la serie de Netflix, Orange is The New Black, Matt McGorry:

Nuevamente, en principio, el ah-ha-moment de McGorry no está mal, pero para colmo de las cosas, coincide también con el estudio que publicó Facebook, sobre cómo su algoritmo crea burbujas ideológicas que posteriormente queda masacrado por la comunidad académica. Quizás me estoy volviendo psicótico y las teorías de conspiración es lo único que me queda, pero permíteme pintarte un panorama: Facebook sabe que consumo muchas noticas de Feminismo, gracias a militantes compañer@s que sigo. Y en principio, todo era bello. De pronto, comienzan a aparecer artículos de Taylor Swift, de Beyoncé, de MATT MCGORRY, gente que no aparecía en mi feed (tanto). Ahora, lo único que veo es artistas de Hollywood  y mis compañer@s que publican noticias sobre Feminismo… coquí. Acaso mi referencia al Feminismo ahora serán los artistas de Hollywood, no creo.

No creo en las coincidencias mucho, porque en la realidad informática que vivimos, estos artistas pueden tener acceso a patrones de consumo de información que existen en Facebook y Twitter y que la decisión de comenzar a montarse en el band-wagon del Feminismo responda más a una estrategia de mercadeo y no como un verdadero esfuerzo de adelantar la agenda Feminista como proyecto político.

Poner a Taylor Swift al lado de chicas cómo las de Pussy Riot o muchas otras compañer@s que practican el Feminismo como agenda política e ideológica me resulta incongruente. Quizás todo sea parte de un bien común, pero cuando el mercado agarra una idea, la puede destrozar y las ideas buenas hay que protegerlas. Por el momento, haré como un buen cristiano y pensaré entonces que feminismo -nótese la minúscula- responde a todo este discurso popular -que también está Emma Watson metida (pero que nadie se meta con ella, porque ella es bella, estuvo en Harry Potter y es modelo de Burberry)- y que, por defecto hace referencia entonces a el Feminismo -nótese la mayúscula-, como aquel andamiaje teórico e ideológico que sugiere propuestas concretas de cambio político. Quizá esté errado, quizá hacer esta diferencia no sea sustantiva o quizás el Feminismo esté suscrito a un asunto de clase. Verdaderamente, no tengo idea. O más irónicamente aun, quizá rinde su perfecto propósito, que al fin y al cabo es que, información e ideas producen más información e ideas, porque gracias a toda este «bobería» he escrito 500+ palabras más que le añaden a la discusión sobre el asunto y a la economía de la información contemporánea.